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viernes, octubre 28, 2005

Vidas ajenas. Ayaan Hirsi Ali



AYAAN HIRSI ALI, LUCHA POR LOS DERECHOS DE LAS MUSULMANAS

"Mi madre decidió que yo no iría al colegio" Tengo 35 años. Nací en Mogadiscio, Somalia, y vivo en La Haya. Estoy licenciada en Ciencias Políticas. Soy parlamentaria del partido liberal VVD holandés y ex musulmana. Estoy soltera. Mi lucha son los derechos de las mujeres musulmanas. La Associació de Dones per la Llibertat i Democràcia me acaba de otorgar el premio Llibertat

IMA SANCHÍS - 28/10/2005

- ¿Cuál es su recuerdo?

- Mi padre y mi madre peleándose. A mis 10 años, mi madre decidió que yo no iría más al colegio, que me quedaría en casa a ayudarla; por fortuna mi padre se negó.

- ¿Madre musulmana tradicional?

- Sí, distinguía claramente los papeles del hombre y la mujer. Mi padre era político y cuando en 1969 Syad Barre dio el golpe de estado en Somalia, se unió a la resistencia y nuestras vidas se complicaron.

- ¿Su padre era polígamo?

- Sí, tenía dos familias.

- De niña, ¿le practicaron la ablación de clítoris?

- Lo hizo mi abuela. En Somalia, todas las niñas pasan por ello.

- ¿Veía a su padre?

- Mi padre fue encarcelado pero logró escapar a Arabia Saudí y nos reunimos con él. Allí estuve un año con vestidos hasta el suelo y la cabeza cubierta. Debido a las actividades políticas de mi padre fuimos deportados.

- ¿A dónde fueron a parar?

- A Etiopía. Vivíamos en una casa enorme con todos los miembros de la resistencia, todo un ejército que volvía del frente enfermo y mutilado. Al cabo de un año mi madre dijo basta y nos fuimos a Kenia, donde nos quedamos 12 años. Mi padre se volvió a Somalia.

- ¿Cómo recuerda esa época?

- Continuamente gente nueva, nueva comida y nuevos idiomas, política y más política, y tensión entre la madre y el entorno, la madre y el padre.

- ¿Quién le eligió marido?

- Mi padre me prometió con un primo lejano que vivía en Canadá cuando tenía 22 años. La boda estaba organizada y yo debía llegar a Canadá vía Alemania, pero allí cogí un tren, me fui a Holanda y pedí asilo.

- ¿Cómo sobrevivió en Holanda?

- Tuve suerte porque en seguida me dieron los papeles y pude estudiar el idioma y registrarme en las oficinas de empleo que me facilitaron trabajos como limpiadora en fábricas. Con el tiempo pude ejercer de intérprete y paralelamente estudiar Ciencias Políticas.

- ¿Qué fue lo más difícil de su nueva vida?

- La soledad y el retraso en mi desarrollo. Me costó integrarme en la sociedad holandesa, pero no hay lugar para el lamento.

- ¿Por qué lo dice?

- Hacía de intérprete para somalíes, personas que solicitaban asilos, mujeres maltratadas, madres con hijos deficientes... Las situaciones y las historias que he oído me han hecho tomar conciencia de que soy muy afortunada. Y también tomé conciencia de que debía hacer algo más que escuchar.

- Y entró a trabajar con los laboristas investigando los problemas de inmigración...

- Sí, tres días antes del 11-S. Todo lo que ocurrió fue para mí una bofetada psicológica. Leí la carta de Mohamed Atta y entendí que yo no podía apoyar la muerte de inocentes ni una ideología que apuesta por la destrucción; pero a la vez, si no apoyaba la yihad me la jugaba con Dios y, según la religión musulmana, merecía un castigo divino.

- Ese castigo llegó.

- En el 2002 el Partido Liberal me invitó a convertirme en diputada del Parlamento para abordar a fondo la cuestión de las mujeres musulmanas y convertirme en portavoz de los temas de inmigración. Desde entonces vivo con protección, he llegado a convivir con ocho guardaespaldas.

- En el 2004 el cineasta Theo Van Gogh apareció asesinado en las calles de Amsterdam con un mensaje clavado en su pecho que, entre otros, le amenazaba a usted.

- Yo hice el guión de la película que le llevó a ser asesinado, Sumisión, y que retrata la situación de la mujer musulmana. Tuve que abandonar el país en un avión militar cuando la policía supo que los integristas habían descubierto mi refugio secreto. Pero haré 11 películas más sobre el Corán y las mujeres.

- Aquel asesinato fue una gran conmoción.

- El problema de la opinión pública y de los políticos en Holanda es que piensan que ahí no puede ocurrir nada por mucho que los hechos demuestren lo contrario.

- ¿Es posible cambiar la situación de la mujer en los países musulmanes?

- Deberíamos empezar por la mujer musulmana en Europa a la que también se le obliga a casarse con hombres que la maltratan, tal como lo hizo su padre o cualquier miembro masculino de la familia. La mutilación genital se practica en Inglaterra, Francia, España. A las musulmanas se las mata por haber deshonrado a la familia; todo eso sucede en Europa y los argumentos son la libertad religiosa y el respeto a una cultura distinta.

- No es usted políticamente correcta.

- Los refugios europeos para musulmanas que huyen de esa situación están repletos; no hay que ser correcto, hay que ser efectivo.

- ¿Cómo piensa luchar contra eso?

- Concienciando a la gente; llevando a cabo políticas para que las niñas terminen sus estudios, adecuando instituciones a las que puedan acudir cuando se las obliga a casarse, persiguiendo y penando a los que abusan y maltratan a sus mujeres. En Holanda estamos registrando todos esos casos para llevarlos ante los tribunales. Así que, por favor, en España hagan lo mismo.

- La amenaza sobre su vida se recrudece.

- Tengo miedo, pero también la oportunidad de ser la voz de las mujeres sometidas y no voy a desaprovecharla por mucho que me amenacen. Las mujeres musulmanas deben descubrir que lo que les dicen es mentira y que pueden ser libres e independientes; de hecho, muy cerca de ellas, aquí en Europa, hay igualdad, libertad de religión y de expresión: hay libertades básicas para las mujeres.